Ya sé lo que estás pensando:
“¿Otra dieta? ¡¿Ahora qué!?” Pero, aguántame un momento y creo que te
darás cuenta de que es una dieta como ninguna otra.
El otro día descubrí unos versículos nuevos. Bueno ya tenían
siglos de estar en la Palabra de Dios, pero eran nuevos para mi.
“Al encontrarme con
tus palabras,
Yo las devoraba;
Ellas eran mi gozo
Y la alegría de mi
corazón,
Porque yo llevo tu
nombre
SEÑOR, Dios Todopoderoso.”
Jeremías 15:16
Yo creo que
nunca he descrito mi tiempo devocional como “devorar” las palabras de mi
Jesús. “Devorar” me hace pensar más en….un
pastel de chocolate, un bolsa de M&M’s, un pay de queso con zarzamora. Bueno, ¡sigamos adelante antes de que te haga
caer en tentación!
Este
versículo y su comparación de la Palabra de Dios con una delicia, con algo para
devorar, me hizo recordar muchos otros versículos que nos sugieren lo mismo:
El mismo
Jesucristo en Mateo 4:4, repitiendo las palabras de Deuteronomio 8:3, dijo: “No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Luego Jesús
comentó: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” Juan 4:34
Jesús le
aseguró a la mujer Samaritana en Juan 4 que “el que beba del agua que yo le
daré, no volverá a tener sed jamás.”
En una ocasión,
Dios mandó a su profeta Ezequiel que comiera, literalmente, el rollo donde Sus
Palabras estaban escritas. Ezequiel
comenta que el rollo “era tan dulce como la miel.” Ezequiel 3:3
Así que,
propongo una nueva dieta…¡literalmente! ¡Me
comprometo a intentarlo yo también! Cada
vez que sentimos la tentación de llevar un bocado a la boca que no debe de
entrar ¡vamos a correr al Banquete del Rey y saciarnos de su Palabra!
Vamos a
tomar el mandato del Salmista en serio: “Gustad
y ved que Jehová es bueno” (Salmos 34:8)….¡mejor que cualquier dulce, que
cualquier pan, que cualquier segundo plato!
Cada vez que
sabemos que realmente no debemos comer, pero queremos comer; cada vez que
sabemos que lo que estamos al punto de llevar a la boca no es para
nuestro salud, que no glorifica a Dios por medio de nuestro cuerpo….vamos a
repetir, memorizar, meditar en los versiculos que ya mencionamos.
Cuando la
tentación es aún mayor, vamos a tomar el reto de usar nuestra Biblia, la
concordancia o un sitio de internet como www.biblegateway.com,
para ayudarnos a buscar más versículos de la Biblia que nos animan a
alimentarnos de la Palabra de Dios, de buscar la delicia de su Presencia.
Y, cuando la
tentación es AÚN más fuerte, tomemos las palabras de Jesús a pecho: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió.” Busquemos alguna actividad en que
involucrarnos conforme a la voluntad de Dios para distraernos de la ansiedad de
querer comer: levanta el teléfono y
marca a alguien que necesita una palabra de ánimo, un oído que la escuche o una
oración de apoyo; agarra una hoja y una pluma y escribe una carta de gratitud…a
tu esposo, a tus hijos, a la que hace las tortillas que compras (con la hoja en
una mano y la pluma en la otra, ya no queda mano libre para agarrar el
chocolate!)
Jeremías nos
termina animando con estas palabras en capítulo 23, versículo 28: “El profeta que tenga un sueño
que lo cuente; pero el que reciba mi palabra, que la proclame con
fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja
con el grano? – afirma el SEÑOR.”
Aquí Dios
nos aclara que la paja y el grano no tienen nada de comparación entre uno y el
otro. Al agarrar un tallo de trigo y
separar la paja del grano, si uno comiera la paja no nutre, no llena, no tiene
sabor. Al contrario, el grano nutre,
llena, satisfice, da gusto.
¡Lo que
podamos poner en nuestras bocas es pura paja comparada con el grano rico de la
Palabra de Dios!
¡A dieta
chicas….con la Palabra de Dios -miel para nuestro paladar, agua para nuestras
almas y pan para nuestra vida!
Con amor,
Julie Zaragoza
P.D. ¡Me encantaría saber de ti....orar por ti....escuchar tu testimonio! Escríbeme a: mujerdegracia@live.com o buscanos en Facebook con el nombre: Mujer de Gracia
¡Bendiciones!