martes, 6 de septiembre de 2011

Bajando de Las Nubes

La otra noche estaba acostando a mi hija Ana de cinco años de edad cuando me empezó a expresar un temor que tenía que alguien iba a venir para robarle a ella y a sus hermanos.

Ana

Le comenté que esto no iba a pasar porque yo la estaba cuidando y no iba a dejar que nadie les hiciera daño pero que, aún más, Jesús estaba con ella y siempre la iba a cuidar. Me miró y dijo:

-“¿Y Él saca sus manos de allí?” En mi apuro de que simplemente se durmiera le contesté, “Sí”, sin haber entendido bien su pregunta. Sus ojos se hicieron más grandes y volvió a decir:

-“¿De verdad saca sus manos de allí?” Ya no pude ignorer su insistencia y pregunté:

-“¿Quién saca sus manos de dónde?”

-“Jesús, Él saca sus manos de las nubes para ayudarme?”

Wow! Nunca había yo pensado en Jesús sacando sus manos tal cual del cielo y estirándolos a la tierra en auxilio de sus hijos. Le contesté a Ana que si fuera necesario Jesús podría sacar sus manos del cielo para cuidarnos y protegernos, pero que también Él usa sus ángeles para hacer eso. Terminó tranquilo comentando:

-“Mamá cuando tú eras chica, ¿sentías a Jesús a tu lado? porque cuando yo me duermo siento que Jesús está aquí.” A la vez tocaba su manita en la cobija a su lado para demostrarme donde Jesús estaba.

Al otro día al abrir la Palabra de Dios en mi tiempo devocional leí:

"Extendiendo su mano desde lo alto,
tomó la mía y me sacó del mar profundo (de las muchas aguas).
Me sacó a un amplio espacio;
me libró porque se agradó de mí."
Salmos 18:16, 19

Ahora puedo contester mejor la pregunta de Ana. La respuesta es: ¡Sí!" Jesús saca sus manos del cielo y me protege porque su Palabra dice que Él envía desde lo alto, me toma y me saca de las muchas aguas. Cuando estamos al punto de hundirnos, cuando el agua ya nos llegó al cuello: los problemas, las dificultades, las pruebas y tentaciones, las confusiones, los compromisos y responsabilidades, los temores y preocupaciones, Dios estira sus manos y nos levanta, nos saca a un lugar abierto, libre, donde podemos movernos, correr, brincar y simplemente ser en medio de su gracia.

Luego, prendí mi computadora en esta misma semana para toparme con un video de una persona de Canadá que había estado grabando una tormenta que se acercaba. De un de repente, la nube tomó la forma de un rostro imponente. Mi primer pensamiento fue: ¡Es Dios!” Por supuesto, los comentaristas seculares buscaban desesperadamente a quién parecía la nube, incluyendo un mago de la serie de películas de Harry Potter.



Pero, en realidad era la demostración de la teología de Ana y el cumplimiento del siguiente Salmo:

“En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Inclinó los cielos, y descendió;
Y había densas tinieblas debado de sus pies.
Cabalgó sobre un querubín (un angel) y voló;
Voló sobre las alas del viento.
Puso tinieblas por su escondero,
por cortina suya alrededor de sí;
Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
Envió desde lo alto; me tomó,
Me sacó de las muchas aguas.
Me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque se agradó de mí.
Salmos 18:6, 9-11, 16, 19

Así que, cuando más lo necesitas Jesús sacará sus manos del cielo, 
bajará de las nubes y allí estará…
¡tu Príncipe a tu lado!

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